Máxima eficiencia energética en un proyecto de Fernando Pérez de Pulgar

En una de sus últimas visitas en obra, nuestro Director de Estudio, Javier Rabadán, entrevista a Francisco Pérez de Pulgar, el arquitecto principal de Limonar Last, una promoción de apartamentos de lujo en Málaga que se construye con el sistema industrializado Sismo Spain. En su diseño se han empleado distintos conceptos  de la construcción passivhaus. Esto combinado con el aislamiento exterior de 12 centímetros que aporta el cerramiento Sismo, ha permitido que el proyecto obtenga la máxima eficiencia energética, con un certificado de calificación A.

El estudio de arquitectura, la empresa promotora y la constructora apostaron por Sismo Spain como sistema preindustrializado para mejorar la calidad del proyecto en general y reducir los plazos de entrega. Además, en esta entrevista el arquitecto valora el aislamiento térmico y acústico con el que se ha dotado al edificio, así como la reducción de residuos en obra, algo que sin duda, facilita la ejecución de los trabajos.

«Con ello pudimos mejorar en algunas consideraciones, como puede ser la inercia térmica de los muros, al cambiar el ladrillo por hormigón.»

«Se planteó la opción de Sismo como un sistema que mejoraba el que ya se había prescrito»: Fernando Pérez del Pulgar

(Trascripción de la entrevista)

J. Rabadán: Hoy nos encontramos en la obra de Limonar Last con el arquitecto Fernando Pérez de Pulgar, del estudio 969 Arquitectos. Aunque inicialmente estaba pensada con sistemas tradicionales, con SATE, finalmente se decidió apostar por nuestro sistema industrializado. Ahora el proyecto incluye Sismo para el cerramiento, con un nivel de aislamiento de 12 centímetros, así como para la separación de viviendas y el aligeramiento de forjado. Cuéntanos por qué este cambio y qué ventajas ha supuesto para el proyecto.

F. Pérez de Pulgar: El proyecto desde un primer momento está concebido con un diseño cercano a passivhaus. De hecho, nosotros somos “passivhaus designers” y en Limonar Last tenemos la máxima certificación energética, que es la A. Por todo ello, a nivel de envolvente térmica siempre se consideró el aislamiento exterior de 12 centímetros envolviendo todo el edificio y evitando los puentes térmicos con las carpinterías. Una vez que empezamos a estudiar el proyecto, se planteó la opción de Sismo como un sistema que mejoraba el que ya se había prescrito. El proyecto de ejecución se estaba diseñando, no se había terminado y entonces se introdujo el sistema Sismo. El cliente siempre tuvo claro que quería las máximas exigencias térmicas, nosotros también, por lo que fue fácil asumir el sistema e integrarlo. Con ello pudimos mejorar en algunas consideraciones, como puede ser la inercia térmica de los muros, al cambiar el ladrillo por el hormigón. Pero sobre todo la eficacia, ya que con Sismo el aislamiento térmico no es algo que venga sobrevenido, sino que está implícito en el sistema, por lo tanto se va reduciendo sección de aislamiento donde hace falta y no añadiendo. Eso al fin y al cabo te garantiza la continuidad de esa envolvente térmica, que es una de las reglas básicas del concepto de passivhaus, que como os he dicho está aplicado a este proyecto.

La inercia térmica como valor añadido

J. Rabadán: Tanto Fernando como el estudio no conocían el sistema anteriormente, ¿qué os ha parecido en cuanto a reducción de plazos y mejora?

F. Pérez de Pulgar: Sí, en ese sentido hay una cuestión evidente y que es implícita a un sistema que está preindustrializado, que es la reducción de plazos. Es importante para el estudio, pero sobre todo para el constructor, porque reduce sus costes generales, y para el promotor, que reduce los tiempos. Eso es algo que financieramente siempre le va a venir bien. Para nosotros como oficina nos gusta la reducción de residuos en obra que permite. La limpieza de la obra y lo que supone la no incorporación de tanta albañilería te permite trabajar en una obra más limpia, lo que al final repercute en la calidad de la ejecución y por ende en la calidad del sistema, desde su producción hasta sus acabados.

J. Rabadán: Para terminar ¿hay alguna otra consideración que destacarías del sistema?

F. Pérez: Yo ahondaría un poco en dos mejoras que quizá todavía hoy no son tan importantes, pero sí lo serán en un futuro no muy lejano. Una es el aislamiento acústico, que por supuesto se cumple, pero las exigencias de aislamiento acústico cada vez son mayores, no solo ya entre el interior y el exterior de la vivienda, sino con viviendas colindantes. Al final tener una membrana de hormigón hecha in situ te garantiza la estanqueidad. Además, aumenta la masa, lo que es el aislamiento a baja frecuencia, que es muy importante. En segundo lugar, otro valor añadido que a nosotros nos parece muy importante, aunque a veces es difícil trabajar y cuantificar, es la inercia térmica de los cerramientos. Yo creo que la vivienda tiene que garantizar una alta inercia térmica. En ese sentido, la masa ayuda mucho a que esa energía se conserve ahí en el tiempo y eso es algo que este sistema lo lleva intrínseco, quizá no de una forma directa pero sí de una forma indirecta. Es un valor añadido a la obra que aumenta la calidad de la misma.

Al tener una membrana de hormigón hecha in situ te garantiza la estanqueidad.

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